Con la disputa de la tradicional Polla de Potrancas, este domingo 12 de setiembre se inicia lo que se conoce como la Temporada Grande en el Hipódromo de Monterrico. Es el tiempo de las llamadas coronas, las pruebas selectivas de Grupo 1 destinadas a los mejores exponentes de la generación de tres años de edad, nacidos en el segundo semestre del año 2007. En la hípica peruana se corre la Cuádruple Corona, conformada por las dos Pollas (potrillos y potrancas) sobre 1600 metros en arena, el Enrique Ayulo Pardo (antiguamente llamado Cotejo de Potrancas) y el Ricardo Ortiz de Zevallos (potrillos) sobre 2000 metros en arena, el Derby Nacional sobre 2400 metros en arena y finalmente el Gran Premio Nacional Augusto B. Leguía sobre 2600 metros en césped. Solamente dos caballos han logrado la Cuádruple Corona en nuestra historia: el legendario Santorín y Stash. Cuando la gran Pamplona ganó a fines de la década del cincuenta la Polla de Potrancas, el Cotejo, el Derby el Gran Premio, el Cotejo no tenía categoría de corona. Al perder el Ortiz de Zevallos, la hija de Postín no es considerada como cuádruple coronada.
Justamente el recuerdo de Pamplona nos permite reflexionar si en las circunstancias actuales es conveniente seguir manteniendo la Cuádruple Corona en nuestro calendario clásico, o si tal vez fuese mejor replantearla, volviendo a la Triple Corona. Veamos por qué:
La hípica peruana, clasificada en el Nivel 1 de la hípica mundial por la International Grading and Race Planning Advisory Committee (IRPAC) de la International Federation of Horseracing Authorities (IFHA), cuenta con 34 carreras de grupo repartidas de la siguiente manera: ocho carreras de Grupo 1 (las 6 coronas, el Jockey Club del Perú y el Pamplona), once carreras de Grupo 2 y quince carreras de Grupo 3. Adicionalmente, veinte carreras listadas lo que hace un total de 54 carreras de grupo y listadas. Somos una hípica con una limitada cantidad de carreras y bolsas pequeñas a repartir en comparación con otros países del Nivel 1, tales como Estados Unidos, Inglaterra, y sin ir tan lejos, Argentina, Brasil y Chile.
Con tan sólo ocho carreras de Grupo 1, el 75% de dichas carreras se invierte en la Cuádruple Corona. No tenemos carreras de Grupo 1 para los velocistas ni para los milleros ni para los juveniles. Estos últimos, aparte del Selectos que es una carrera restringida, solo tienen dos clásicos de Grupo 3 como pruebas de mayor nivel jerárquico. A la hora de las ofertas de compra por un juvenil promisorio, la ausencia de una prueba de Grupo 1 para los dos años se siente. Ante dicho panorama, destinar seis de nuestras ocho carreras de Grupo 1 a la Cuádruple Corona es un exceso. No nos sobran carreras ni nacimientos ni bolsas de premios para darnos esos lujos.
Las principales hípicas del mundo tienen una Triple Corona y no una maratón de cuatro pruebas selectivas que van desde la milla en la arena hasta la inusual distancia de 2600 metros en el pasto. Es bien sabido que en Estados Unidos, la primera potencia hípica del orbe, las coronas son tres: el Kentucky Derby, el Preakness Stakes y el Belmont Stakes. En Inglaterra, la Triple Corona está conformada por las 2000 Guineas, el Derby de Epsom y el St. Leger, que ya casi nadie quiere correr. Si ya es bastante exigirle a un potrillo o potranca un triple circuito, uno cuádruple es simplemente utópico.
Seamos justos y reconozcamos que el Gran Premio Nacional Augusto B. Leguía, por la distancia y el cambio de escenario de arena al pasto, llama muy poco la atención. Contribuye a ello que se corre en enero o febrero del año siguiente, dos o tres meses después de disputado el Derby Nacional que por lo general se corre en noviembre. El último ganador de la Triple Corona en Monterrico, el recordado Muller, no corrió el Gran Premio porque más era lo que arriesgaba si corría dicha prueba que lo que ganaba si se imponía en la misma. Todavía tenemos en el recuerdo lo sucedido con otro triple coronado como Grozny cuando fue a correr el Gran Premio.
Darle a las potrancas dos coronas exclusivas para su género nos parece también un derroche. Las potrancas deberían tener su Polla para ellas solas y punto. La mejor potranca iría luego a buscar a los potrillos en los 2000 metros del Ricardo Ortiz de Zevallos. Y si tiene nivel, que vaya después al Derby que para algo es el Derby. El Enrique Ayulo Pardo del 2009 fue corrido por apenas seis potrancas y algo parecido puede pasar este año. Totalmente absurdo.
Si volvemos a la Triple Corona, tendríamos las dos Pollas, el Ricardo Ortiz de Zevallos y el Derby, como en la mayoría de las hípicas del Nivel 1. Cuatro de ocho carreras de Grupo 1 es mucho más razonable para nuestro calendario clásico, para nuestra tasa de nacimientos por año y para las bolsas que repartimos. Así tendríamos dos pruebas de Grupo 1 aparte del Jockey Club del Perú y el Pamplona, que muy bien pueden ser las pruebas de mayor jerarquía para los velocistas y los milleros, para los pasteros o incluso para los juveniles.
Salvo mejor parecer o entender, por supuesto.
Justamente el recuerdo de Pamplona nos permite reflexionar si en las circunstancias actuales es conveniente seguir manteniendo la Cuádruple Corona en nuestro calendario clásico, o si tal vez fuese mejor replantearla, volviendo a la Triple Corona. Veamos por qué:
La hípica peruana, clasificada en el Nivel 1 de la hípica mundial por la International Grading and Race Planning Advisory Committee (IRPAC) de la International Federation of Horseracing Authorities (IFHA), cuenta con 34 carreras de grupo repartidas de la siguiente manera: ocho carreras de Grupo 1 (las 6 coronas, el Jockey Club del Perú y el Pamplona), once carreras de Grupo 2 y quince carreras de Grupo 3. Adicionalmente, veinte carreras listadas lo que hace un total de 54 carreras de grupo y listadas. Somos una hípica con una limitada cantidad de carreras y bolsas pequeñas a repartir en comparación con otros países del Nivel 1, tales como Estados Unidos, Inglaterra, y sin ir tan lejos, Argentina, Brasil y Chile.
Con tan sólo ocho carreras de Grupo 1, el 75% de dichas carreras se invierte en la Cuádruple Corona. No tenemos carreras de Grupo 1 para los velocistas ni para los milleros ni para los juveniles. Estos últimos, aparte del Selectos que es una carrera restringida, solo tienen dos clásicos de Grupo 3 como pruebas de mayor nivel jerárquico. A la hora de las ofertas de compra por un juvenil promisorio, la ausencia de una prueba de Grupo 1 para los dos años se siente. Ante dicho panorama, destinar seis de nuestras ocho carreras de Grupo 1 a la Cuádruple Corona es un exceso. No nos sobran carreras ni nacimientos ni bolsas de premios para darnos esos lujos.
Las principales hípicas del mundo tienen una Triple Corona y no una maratón de cuatro pruebas selectivas que van desde la milla en la arena hasta la inusual distancia de 2600 metros en el pasto. Es bien sabido que en Estados Unidos, la primera potencia hípica del orbe, las coronas son tres: el Kentucky Derby, el Preakness Stakes y el Belmont Stakes. En Inglaterra, la Triple Corona está conformada por las 2000 Guineas, el Derby de Epsom y el St. Leger, que ya casi nadie quiere correr. Si ya es bastante exigirle a un potrillo o potranca un triple circuito, uno cuádruple es simplemente utópico.
Seamos justos y reconozcamos que el Gran Premio Nacional Augusto B. Leguía, por la distancia y el cambio de escenario de arena al pasto, llama muy poco la atención. Contribuye a ello que se corre en enero o febrero del año siguiente, dos o tres meses después de disputado el Derby Nacional que por lo general se corre en noviembre. El último ganador de la Triple Corona en Monterrico, el recordado Muller, no corrió el Gran Premio porque más era lo que arriesgaba si corría dicha prueba que lo que ganaba si se imponía en la misma. Todavía tenemos en el recuerdo lo sucedido con otro triple coronado como Grozny cuando fue a correr el Gran Premio.
Darle a las potrancas dos coronas exclusivas para su género nos parece también un derroche. Las potrancas deberían tener su Polla para ellas solas y punto. La mejor potranca iría luego a buscar a los potrillos en los 2000 metros del Ricardo Ortiz de Zevallos. Y si tiene nivel, que vaya después al Derby que para algo es el Derby. El Enrique Ayulo Pardo del 2009 fue corrido por apenas seis potrancas y algo parecido puede pasar este año. Totalmente absurdo.
Si volvemos a la Triple Corona, tendríamos las dos Pollas, el Ricardo Ortiz de Zevallos y el Derby, como en la mayoría de las hípicas del Nivel 1. Cuatro de ocho carreras de Grupo 1 es mucho más razonable para nuestro calendario clásico, para nuestra tasa de nacimientos por año y para las bolsas que repartimos. Así tendríamos dos pruebas de Grupo 1 aparte del Jockey Club del Perú y el Pamplona, que muy bien pueden ser las pruebas de mayor jerarquía para los velocistas y los milleros, para los pasteros o incluso para los juveniles.
Salvo mejor parecer o entender, por supuesto.
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