martes, 21 de septiembre de 2010

NO HUBO SUERTE EN CHILE


Una actuación que tuvo mucho de pena y nada de gloria fue la realizada por la delegación peruana la tarde del viernes 17 de setiembre último en el Club Hípico de Santiago de Chile, con motivo de la disputa del XXVI Gran Premio Asociación Latinoamericana de Jockey Clubes e Hipódromos (Gr. 1). Ante un marco impresionante de cincuenta mil almas que se dieron cita en el coloso de Blanco Encalada para presenciar la consagración internacional de la campeona chilena Belle Watling, los representantes peruanos no pudieron gravitar al momento de la definición. Quedó en el aire una sensación de frustración e incógnita por lo que pudo ser la actuación de Soros si el pupilo de Juan Suárez no se le abría descomunalmente a Carlos Javier Herrera al iniciar la curva, perdiendo toda su opción cuando venía muy bien ubicado.

El mejor colocado fue Zeide Isaac. El pensionista del Miami -la misma ecurie que en este escenario perdió un Latinoamericano de fábula con Misilero-, hizo lo que mejor sabe hacer, tomar la punta, falsear el tren y resistir hasta donde le dieron sus fuerzas. Si tenemos en cuenta que su octavo lugar fue a tan solo cuatro cuerpos de los tres que definieron y que el castaño fue rebalsado en los últimos cuatrocientos metros sin terminar de rendirse nunca, bien puede decirse que el hijo de Freud tuvo un desempeño decoroso. Más aun si recordamos lo ingrata que es esta pista del Club Hípico para los caballos punteros (en lo previo, los periodistas chilenos nos advertían que salir a tomar la punta era algo poco menos que suicida dado lo irregular del recorrido, al más puro estilo europeo). Cabe preguntarse si Zeide Isaac pudo haber logrado un mejor resultado corriendo colocado, tercero o cuarto. Pero también es cierto que el entrenado por Suárez es un caballo cuya mejor arma es la punta, que cuando toma intención lo mejor es no ir contra su naturaleza y que a ello apostó Benjamín Padilla. Por otro lado, ya nos estamos haciendo famosos los peruanos en buscar a como dé lugar la punta en carreras internacionales. Con este, van tres Latinos consecutivos en el que un caballo peruano puntea la competencia. Como para ponerse a reflexionar.

Soros merece un párrafo aparte. El juvenil del Wall Street era la carta peruana con mayor opción y con esto no estamos descubriendo la pólvora ni mucho menos. Potrillo en ascenso, con cada carrera mejor que la otra y beneficiado en los pesos por su nacimiento en el primer semestre, había cómo ilusionarse con el hijo de Powerscourt. Todo ello se vio reflejado al momento de la carrera, cuando Soros se ubicó tercero de Zeide Isaac y Staccato, de la mano de Belle Watling, inmejorablemente colocado. Soros venía galopando, a la expectativa de lo que hacían los punteros encabezados por Zeide Isaac. Pero quiso la fatalidad que al iniciarse la larguísima curva que tiene la pista principal del Club Hípico, el castaño primero choca y luego Carlos Javier Herrera no busca por dentro sino que lo saca por fuera. Es ahí cuando Soros se abre escandalosamente, extrañando la mano contraria y yéndose hasta el otro lado de la pista, quedando fuera de carrera. Si Carlos Javier porfiaba por dentro y buscaba el centro o la branda, la historia bien pudo haber sido muy diferente. Corrobora lo expuesto el hecho de que Soros, pese a quedar último y desahuciado, regresa y termina décimo de catorce, cierto que a dieciséis cuerpos de Belle Watling. ¿Qué hubiera sucedido si Soros giraba la curva sin abrirse, sin perderle pisado a los punteros? Probablemente peleaba la carrera, aunque no hay una respuesta segura. Qué le vamos a hacer, así es la hípica señores.

Por último, Al Kadir acusó en el momento de la carrera los serios problemas de salud que registró al llegar a Santiago y que por poco motivan el retiro del pupilo del Soribel. Apenas recuperado de un severo cuadro de cólico, Al Kadir llegó mermado al Latino. Edwin Talaverano lo corrió como un ángel, pero el caballo no tuvo remate y acabó cerrando filas.

Unas palabras finales para la ganadora Belle Watling. La campeona chilena es una de esas yeguas de excepción, que salen de vez en cuando, que generan afición y llevan gente a las tribunas. Mansa y dúctil, corre donde el jinete decida y tiene la mejor virtud que le puede pedir a un caballo de carrera: clase. No ganó con la espectacularidad que se esperaba e incluso por momentos dio la impresión de que el brasileño Sal Grosso y el mismo Shackleton podían doblegar a la yegua. Es más, hubo reclamo por parte del jinete de Sal Grosso aduciendo que Belle Watling se lo llevó hacia afuera, lo cual es rigurosamente cierto. Pero todo ello no empaña el mérito de Belle Watling ni el hecho de que estamos frente a una verdadera campeona latinoamericana. Bien por Chile y bien por la hípica.

Las yeguas

En los 1800 metros del Clásico Carlos Campino (Gr. 2), tanto Proud Chincha como Sociedad Secreta marcaron unos parciales de infarto en una pista en la que no se puede salir repartiendo almanaques desde el vamos. Bobe Bela no se quedó atrás corriendo tercera prendida. Tanto Proud Chincha como Sociedad Secreta tiraron la toalla al desembocar a la recta final, y llegaron recogiendo gorras. Bobe Bela tuvo mayor pulmón y arribó sexta, a más de seis cuerpos de la ganadora, la yegua chilena Kissin’ My Love. Y Thundering Emilia no apareció en ningún momento.

El Velocidad

Finalmente, en los 1200 metros con curva del Clásico Velocidad (Gr. 2), Old Man River estuvo animando en las primeras distancias pero giró muy abierto la curva para desaparecer al final. Y Soy Franco no tuvo el remate esperado, amén de sufrir contratiempos en la recta final pero cuando ya estaba batido.

Ramón Bueno Tizón

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