martes, 21 de septiembre de 2010

MURJAN: UNA DEMOSTRACIÓN DE PODER EN LA POLLA DE POTRILLOS


No es fácil atropellar por los palos, luego de una subida cargada de presión y arena que cae por todos lados. Atropellar por dentro siempre es arriesgado: el caballo se puede asustar, se puede amadrinar, lo pueden estorbar, pueden pasar mil cosas. Pero Murjan sí lo hizo. No es fácil para un potrillo de dos años y medio enfrentar a juveniles de tres años ya cuajados, en la flor de la edad. Es como si un niño de catorce o quince años corriese contra muchachos de dieciocho cumplidos. Tomcito no lo logró en la Polla que ganó Código de Honor. Pero Murjan sí lo logró. La Polla de Potrillos edición 2010 nos trae un regalo bienvenido por todos los amantes de la hípica, un potrillo invicto y lujoso, una promesa de crack: Murjan. Una demostración de poder, una ilusión hecha realidad.

Hace un tiempo, escribimos que la Polla de Potrillos se ha vuelto cada vez más exigente y competitiva. A eso podemos agregar que es una de las carreras de nuestro calendario clásico que más expectativa genera, y también una de las más difíciles y duras. Tanto o incluso más que el propio Derby. Porque los potrillos llegan intactos, poco corridos, cargados de incógnita. Y porque los propietarios invierten muy fuerte, comprando animales de pedigree lujosos, trayendo a jinetes de primer nivel internacional para correrlos. Todos esos ingredientes los tuvo la Polla de Potrillos que se corrió el último domingo en el Hipódromo de Monterrico. Veamos.

Una pareja favorita, sólida, de hierro. Por un lado, Toruk, un potrillo argentino, invicto, que llenaba el ojo, con el maestro Edwin Talaverano en su silla. Y por el otro lado, Fahed Jr., el hijo de Apprentice que vendría colocado y que tendría en el violento desarrollo su principal aliado. Frente a la yunta del Soribel, asomaba Murjan, el americano hijo de Officer, invicto también, tan lujoso como Toruk, con aprontes brillantes, que iba a decir su verdad. Junto con ellos estaba Infiernillo, otro invicto de calidad, ganador del Selectos. Y dos invictos más, Chirón, ligerazo de nota, y Zorro Veloz, que registraba un apronte de tendida espectacular. Había que reservar palco y esperar un carrerón. Y vaya que si lo fue.

La punta fue para un Chirón que tiene pinta de ser uno de esos velocistas eximios, cuya principal virtud es la potencia explosiva de su velocidad. De inmediato, Infiernillo fue a buscar al puntero y no dejarlo respirar. Monteza se la jugó con el hijo de Quintillón y para nuestro gusto, fue a ponerle pólvora a la competencia muy temprano. ¿Se equivocó Monteza al salir a perseguir a Chirón durante toda la subida? Creemos que sí. Infiernillo no tuvo respiro en toda la carrera y se rinde en los últimos cincuenta metros. ¿Qué hubiera pasado si Infiernillo corría colocado, tercero o cuarto, y su jinete largaba en la recta final? Tal vez la historia hubiese sido distinta. Pero sigamos analizando la carrera. Con Chirón adelante seguido de Infiernillo como perro de presa, Toruk corría tercero, muy bien colocado por Talaverano. Murjan venía cuarto, pegado a la baranda. Del resto, el único que asomaba peligroso era Fahed Jr. Así llegan a la curva, con Chirón adelante y un Infiernillo que no le daba ni se daba tregua. Toruk ya venía muy buscado por Talaverano, mientras que Murjan no perdía la baranda. Aquí puede decirse que estuvo la clave del éxito con el pupilo del Ehden. Carlos Javier Herrera, luego de su traumática experiencia con la abertura de Soros en el Latino, esta vez estuvo atinadísimo al mantener los palos. Murjan se ahorró metros valiosísimos que en la definición fueron vitales para el triunfo del americano. En plena curva Infiernillo domina a Chirón, que ya estaba muerto y desembocan al derecho con el pupilo del Porongoche firme dos cuerpos adelante. Por una cuarta línea, Toruk era demandado a fondo por Talaverano pero el argentino no respondía. Murjan, milimétricamente pegado a los palos, comenzaba a descontar. Y por fuera de todos, enterrado en arena, aparecía Fahed Jr., exigido a muerte por Trujillo. Hay un momento, faltando 300 metros, que parece que Infiernillo no puede perder. Porque Toruk ya no era capaz, Fahed Jr. estaba todavía muy lejos y Murjan atropellaba por los palos, con todo el riesgo que ello implica. Infiernillo resiste valientemente hasta los últimos 120 metros, en donde tanto Murjan como Fahed Jr. se acercan peligrosamente. La última cuadra es dramática. Infiernillo quema sus últimos cartuchos ante el avance de los indios: Murjan por dentro y Fahed Jr. por fuera. Monteza entiende que Fahed Jr. es el rival y cambia la huasca, pega por dentro y se va a buscar al castaño del Soribel. Pero Murjan, exigido a fondo por Carlos Javier, iguala faltando cincuenta metros y domina faltando veinte, mientras que Infiernillo abriéndose, intimida y estorba a Fahed Jr. cuyo jinete tuvo que levantar. Al final, fueron 3/4 de cuerpo los que separaron a Murjan de Infiernillo, mientras que este último adelantaba por igual distancia a Fahed Jr. Ante el reclamo interpuesto por Trujillo, Infiernillo fue correctamente distanciado al tercer lugar.

De esta manera, Murjan mantuvo su título de invicto y sacó chapa de crack. Porque no es broma lo que ha hecho este potrillo que aún no cumple cronológicamente los tres años de edad. Fue a la carrera dura y estuvo a la altura de las circunstancias, respondiendo con creces. Atropelló por los palos y no se amilanó ni mucho menos, pasando por un hueco que a muchos otros caballos hubiese amedrentado. Fue una demostración de poder, al correr colocado toda la subida, sin que nadie le regalara nada, y rematando con fuerza y solvencia al final. Con clase, la mayor virtud del caballo de carrera. Potrillo valiente y corajudo, el tiempo dirá hasta dónde es capaz de llegar. Por ahora, sólo queda disfrutar de lo que Robalca describía como el mágico momento de la victoria.

Fahed Jr. fue declarado oficialmente segundo, ante los estropicios que le ocasionara el jinete de Infiernillo. El pupilo del Soribel realizó una magnífica actuación y todo indica que le caerán muy bien las dos curvas del Ortiz de Zevallos. Y en cuanto a Infiernillo, debemos decir que el hijo de Quintillón cargó con todo el peso de la prueba. Fue a seguir a ese puntero violento que fue Chirón, dominó en plena curva, se disparó adelante en el derecho y cedió solamente en los últimos metros. Fue el héroe de la carrera, pero también el villano. Creemos que mereció mejor suerte. Cabe mencionar que los tres que definieron se separaron varios cuerpos del resto. Zeus, que remató cuarto, lo hizo totalmente desentendido del pleito, arribando a diez cuerpos.

El tiempo fue de 1’38”4/5 para los 1600 metros en arena.

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