Luego de ver a Latvia batir sin atenuantes a Toruk en el Clásico Velocidad, marcando un tiempazo para la recta y dejando al tercero muy lejos, uno se pregunta cómo pudo esta potranca de notables condiciones perder su invicto en aquella condicional del 20 de noviembre último, en la que Miterrand la pasó por encima. Hoy, frente a lo más graneado de la velocidad de Monterrico, mientras el mismo Miterrand llegaba recogiendo gorras, Latvia continuó escalando posiciones hasta tocar literalmente el cielo con las manos y adueñarse, con toda justicia, del título de la corta en el coloso de Surco.
Latvia le dio así la razón a sus propietarios, quienes por un momento tuvieron la idea de llevar a la hija de Midnight Cognac a correr la recta internacional del Félix de Alzaga Unzué, la tarde del Pellegrini en Buenos Aires. No se dio el viaje y la potranca continuó corriendo sus condicionales. Fue ahí cuando se produjo el primer enfrentamiento con Miterrand, en la ganadores de 1 y 2. Latvia fue la gran favorita pero inexplicablemente no pudo con el hijo de Domingo, que ese día estuvo hecho un diablo. Vino la revancha, siempre en la condicional, y Latvia derrotó a Miterrand de correr a correr y marcando nada menos que 56”3/5 para los 1000 metros, una marca notable teniendo en cuenta lo pesada que es la pista de arena en Monterrico. Así llegaba Latvia al Clásico Velocidad, con cuatro carreras en el cuerpo, tres victorias y un placé.
Había rivales, por supuesto que sí. Latvia no llegaba con el favoritismo de la cátedra ni del público apostador. En la partida estaba Gran Rebelde, el héroe de mil batallas del stud Jesmpia, que venía de perder ante Akram en la curva por abrirse en toda la recta final. Estaba Toruk, el argentino del Soribel que reaparecía a los cinco meses y que lo había ganado todo como juvenil hasta que llegó a la Polla en la que Murjan derrotó a Fahed Jr. e Infiernillo. Reaparecía también Talentoso, luego de su rotunda victoria sobre Ole Pegasus en el Clásico América. Y –por qué no decirlo-, estaba también Miterrand, que al igual que Latvia y Toruk, enfrentaba por primera vez a los mayores. A la hora de la verdad, la juventud reclamó el triunfo y tanto Latvia como Toruk adelantaron claramente a los veteranos.
La victoria de Latvia no admite discusión alguna. Estuvo en carrera desde el vamos, corriéndole de igual a igual a Toruk que fue el puntero y sin perderle pisada en ningún momento. Los dos juveniles le ganaron en todo sitio a los mayores, de un extremo a otro. Hubo un momento en que dio la impresión de que Toruk se traía la carrera. Pero Carlos Trujillo le pidió el esfuerzo a Latvia y la pupila del Doña Licha respondió con creces, igualando al puntero a falta de dos cuadras para dominarlo claramente. Finalmente, fue cuerpo y medio de ventaja lo que estiró Latvia a su favor para cruzar el disco. Se abre así un panorama promisorio para la egresada del Haras San Pablo y hermana materna de la recordada Sza Sza Gabor, convirtiéndose hasta el momento en la mejor hija del padrillo Midnight Cognac.
Toruk hizo el placé, en una magnífica actuación. Cayó batido claramente por la potranca, pero tiene la disculpa de la reaparición. El encargo no era nada sencillo para el hijo de Grand Reward y éste aprobó el examen con alta nota. Para la siguiente, mucho más puesto, será un rival durísimo. Tenemos un relevo generacional interesante y auspicioso en la corta.
El Vasco, fiel a su nobleza, entró tercero, totalmente desentendido de los que definieron. Ni Talentoso ni Gran Rebelde estuvieron en su tarde. Este último pareciera extrañar más de la cuenta la mano bendita de Miguelón Arteta, que en paz descanse. Miterrand remató último, en una muy mala carrera.
El tiempo fue de 56”4/5 para los 1000 metros en pista de arena.
Latvia le dio así la razón a sus propietarios, quienes por un momento tuvieron la idea de llevar a la hija de Midnight Cognac a correr la recta internacional del Félix de Alzaga Unzué, la tarde del Pellegrini en Buenos Aires. No se dio el viaje y la potranca continuó corriendo sus condicionales. Fue ahí cuando se produjo el primer enfrentamiento con Miterrand, en la ganadores de 1 y 2. Latvia fue la gran favorita pero inexplicablemente no pudo con el hijo de Domingo, que ese día estuvo hecho un diablo. Vino la revancha, siempre en la condicional, y Latvia derrotó a Miterrand de correr a correr y marcando nada menos que 56”3/5 para los 1000 metros, una marca notable teniendo en cuenta lo pesada que es la pista de arena en Monterrico. Así llegaba Latvia al Clásico Velocidad, con cuatro carreras en el cuerpo, tres victorias y un placé.
Había rivales, por supuesto que sí. Latvia no llegaba con el favoritismo de la cátedra ni del público apostador. En la partida estaba Gran Rebelde, el héroe de mil batallas del stud Jesmpia, que venía de perder ante Akram en la curva por abrirse en toda la recta final. Estaba Toruk, el argentino del Soribel que reaparecía a los cinco meses y que lo había ganado todo como juvenil hasta que llegó a la Polla en la que Murjan derrotó a Fahed Jr. e Infiernillo. Reaparecía también Talentoso, luego de su rotunda victoria sobre Ole Pegasus en el Clásico América. Y –por qué no decirlo-, estaba también Miterrand, que al igual que Latvia y Toruk, enfrentaba por primera vez a los mayores. A la hora de la verdad, la juventud reclamó el triunfo y tanto Latvia como Toruk adelantaron claramente a los veteranos.
La victoria de Latvia no admite discusión alguna. Estuvo en carrera desde el vamos, corriéndole de igual a igual a Toruk que fue el puntero y sin perderle pisada en ningún momento. Los dos juveniles le ganaron en todo sitio a los mayores, de un extremo a otro. Hubo un momento en que dio la impresión de que Toruk se traía la carrera. Pero Carlos Trujillo le pidió el esfuerzo a Latvia y la pupila del Doña Licha respondió con creces, igualando al puntero a falta de dos cuadras para dominarlo claramente. Finalmente, fue cuerpo y medio de ventaja lo que estiró Latvia a su favor para cruzar el disco. Se abre así un panorama promisorio para la egresada del Haras San Pablo y hermana materna de la recordada Sza Sza Gabor, convirtiéndose hasta el momento en la mejor hija del padrillo Midnight Cognac.
Toruk hizo el placé, en una magnífica actuación. Cayó batido claramente por la potranca, pero tiene la disculpa de la reaparición. El encargo no era nada sencillo para el hijo de Grand Reward y éste aprobó el examen con alta nota. Para la siguiente, mucho más puesto, será un rival durísimo. Tenemos un relevo generacional interesante y auspicioso en la corta.
El Vasco, fiel a su nobleza, entró tercero, totalmente desentendido de los que definieron. Ni Talentoso ni Gran Rebelde estuvieron en su tarde. Este último pareciera extrañar más de la cuenta la mano bendita de Miguelón Arteta, que en paz descanse. Miterrand remató último, en una muy mala carrera.
El tiempo fue de 56”4/5 para los 1000 metros en pista de arena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario