domingo, 2 de enero de 2011

AKRAM SE IMPUSO EN EL CLÁSICO AÑO NUEVO


La primera prueba jerárquica del calendario hípico peruano, los 1200 metros del Clásico Año Nuevo, supuso un nuevo enfrentamiento entre dos viejos conocidos que se han visto las caras en más de una vez y que han sabido ganarse entre ellos: Akram y Gran Rebelde. Por esas cosas de la hípica, los dos velocistas venían de una opaca presentación en los 1000 metros del Clásico Concejo Distrital de Santiago de Surco, que ganara con total propiedad Chalaquito. Ausente este último por una seria lesión, tanto Akram como Gran Rebelde volvían a ser protagonistas, más por descarte que por méritos propios. Cierto que tenían al frente a un caballo como El Vasco, noble como pocos, pero con unas manos de cristal.

Esta vez, Gran Rebelde estuvo despierto de partida e Iván Quispe lo llevó decididamente a buscar la punta del lote ni bien se abrieron las gateras. En más de una oportunidad habíamos anotado esa falta de chispa inicial del hijo de Apprentice, que no le permitía meterse temprano en carrera y llegaba tarde a la cita al final. Hoy sucedió todo lo contrario. Gran Rebelde salió a correr fuerte y a destajo, repartiendo almanaques desde el vamos. Pero Trujillo –jinete de Akram- no le iba a poner las cosas tan fáciles al pupilo del Jesmipa. El zaino del Soribel fue entonces a seguir al puntero, a no perderle pisada ni dejar que se engriera adelante. Es así que Gran Rebelde gira la curva con dos largos sobre Akram, cuyo jinete esperaba la recta para hacer correr. Tercero pegado a los palos venìa Faro y luego Al Dasawi con Essien y El Vasco. Desembocan al derecho y Trujillo decide quedarse en los palos con Akram. Podemos decir que ahí se la jugó Trujillo y ahí ganó la carrera. Porque todos conocemos esa tendencia de Gran Rebelde a abrirse hasta más allá de media cancha cuando corre curva e ingresa al derecho. Sabedor del amaño de Gran Rebelde, ni corto ni perezoso Trujillo opta por la baranda para que Gran Rebelde pueda irse hasta donde buenamente le dé la gana. Y efectivamente, así sucedió. A partir de los 300 metros finales, Gran Rebelde comienza a abrirse de manera clamorosa, regalando valioso terreno, mientras que Akram permanece pegadito a los palos, tranquilo, sin perder un centímetro. En los últimos 100 metros. Ya Gran Rebelde está casi llegando a lo que otrora se conocía como la Avenida Aníbal Prado, mientras que Akram mantenía su línea, igualando las posiciones del alazán y comenzando a rebalsarlas. La meta los sorprende con medio cuerpo de ventaja a favor de Akram sobre un Gran Rebelde que por poco no termina encima de los fotógrafos.

De esta manera, Akram vuelve por la senda del triunfo, manteniéndose invicto en los 1200 metros. El hijo de Honour and Glory que alista Félix Banda para los colores del stud Soribel –no pudieron iniciar mejor el 2011-, es uno de esos velocistas de innegables condiciones pero que alterna unas de cal con otras de arena. Esta vez la fortuna le sonrió y gracias a una magistral y cerebral conducción de Trujillo logró pillar a Gran Rebelde, capitalizando a su favor el amaño del puntero de abrirse hasta el otro extremo de la pista.

En cuanto a Gran Rebelde, volvió a ser el caballo aguerrido y tesonero de sus mejores tardes. Estuvo a punto de traerse la carrera de un viaje, pero fiel a su costumbre cuando corre en curva, se abrió descomunalmente en la recta final, lo cual a la postre le costó la carrera. Este amaño lo ha tenido toda la vida Gran Rebelde, incluso desde la época en que lo tenía Miguelón Arteta, que en paz descanse. Ojalá que la sapiencia de Sabino Arias logre corregir o atenuar esa tendencia que tantos dolores de cabeza le ha causado a sus allegados. Del resto, Al Dasawi rescató un meritorio tercer puesto mientras que El Vasco, pidiéndole permiso a sus rodillas, ocupó el cuarto puesto.

El tiempo fue de 1’12” para los 1200 metros en la pista de arena.

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