Lady Estefanía largó pegada a la baranda, se abrió todo lo que quiso su jinete Carlos Trujillo –cortándole la línea a más de la mitad de sus rivales, incluyendo al favorito Dodenhof- y terminó corriendo por la mitad de la pista, ganando ampliamente los 800 metros del Clásico El Debut. Si nuestro Reglamento de Carreras aplicase el foul-distanciamiento a rajatabla, Lady Estefanía debió haber sido automáticamente distanciada y su jinete suspendido por no correr derecho. Así de simple y radical. Pero en Monterrico, ay, se aplica hace años el famoso criterio. Según el tal criterio, no importa si efectivamente hubo foul por parte del caballo ganador. Lo que importa es evaluar –siempre desde un punto de vista enteramente subjetivo- si el caballo que estorba ganaba de todas formas la carrera, aun así hubiese corrido derecho o chueco. Esto hace que nuestra pista de carrera sea una tierra de nadie, en donde nuestros jinetes, amparados en la aplicación del criterio, cambian de línea, estorban e intimidan cada vez que pueden. Recursos de jinete, les llaman algunos. El resultado es, a todas luces, un espectáculo que dista mucho de ser limpio y transparente, sobre todo, ante los ojos de una persona que por primera vez asiste al hipódromo, que juega unos boletitos como quien no quiere la cosa y que termina presenciando lo que se vio hoy en la arena de Monterrico. ¿Qué dirá ese ex probable aficionado? Pues algo muy simple y devastador: que en Monterrico no se corre derecho y que no vuelve a invertir un sol.
Siempre he sido –y lo seguiré siendo- un enemigo declarado, convicto y confeso de la aplicación del criterio para determinar si procede o no distanciar a un caballo de carrera que ha variado su línea en perjuicio de otros. Los defensores del criterio alegan que es preferible darle la victoria a quien hípicamente se la merece, antes que dársela a aquel caballo que a todas luces no ganaba nunca (ya sea por la distancia a la que llegó del ganador, por la forma como ganó el que cruzó primero la meta, o porque vino un tercer caballo –distinto al estorbado- y le arrebató el placé al directamente perjudicado). Dicen los defensores del criterio que se estaría premiando al que no mereció ganar en la cancha. Pues bien, ante tales argumentos, yo sostengo que todo lo que dicen los defensores del criterio en este punto es válido. Pero también es muy cierto, que desde un punto de vista axiológico, resulta peor otorgarle la victoria al que hace trampa, por más que hípicamente se merezca la victoria. Llegamos entonces ante esta encrucijada o conflicto de derechos: ¿cuál es el menor de los males? ¿premiar al que no se merece la victoria, al que nunca ganaba la carrera aun así no lo estorbasen? ¿o premiar al que hizo trampa, al que no corrió derecho, y que no necesitaba hacerlo porque siempre iba a ganar? En aras de la transparencia del espectáculo, y sobre todo, del dinero del público apostador que está en juego, yo prefiero darle la victoria al caballo que no se la merece pero que corrió limpio, antes que dársela al caballo superior que no corrió derecho, que hizo trampa. Cuestión de principios. Es más, aplicar el foul distanciamiento en forma automática –y por ende, las suspensiones respectivas a los jinetes- redundará en que todos los jinetes en Monterrico se alineen y corran derecho, de una vez por todas y para siempre.
Todo lo expuesto no desmerece un ápice la victoria de Lady Estefanía en la primera prueba clásica para la generación nacida en el segundo semestre del año 2008. La potranca del stud Doña Licha –nueva ecurie que ha entrado con fuerza para darle un aire fresco a la hípica peruana- probó ser la mejor de la cancha, y que no necesitaba correr en diagonal para asegurar el centro de la pista y alzarse con el triunfo. En su afán por salir de la baranda –fatal para los caballos que corren recta y peor aún si la carrera era de apenas 800 metros-, Trujillo fue llevando paulatinamente a Lady Estefanía al centro de la pista, cortándole la línea a ejemplares como Morning Mist, Le Gorde, Trankuila –a la que casi para de cabeza- y sobre todo a Dodenhof, que en los primeros tramos estaba peleando la carrera. Lady Estefanía, mucho más ligera que Dodenhof, siguió asegurándose el centro de la pista y el jinete de Dodenhof tuvo que levantar para no enredarse con las patas de la potranca. Innecesaria acción de Trujillo: hoy Lady Estefanía ganaba de todas maneras, aún así hubiese corrido de espaldas. Pero eso no justifica para nada el cambio de línea. Si el reclamo de Padilla –jinete de Dodenhof- no prosperó fue porque en aplicación del criterio, Lady Estefanía lo ganaba siempre, tal como lo demuestran los tres cuerpos de ventaja que estiró al final a su favor. Pero hay algo que es peor y sobre el cual es necesario llamar la atención: si estamos en una carrera de productos de dos años que recién están aprendiendo a correr, este tipo de maniobras pueden ser nefastas, no tanto para la futura campaña de los productos sino para la vida e integridad física de los propios jinetes.
Ganó Lady Estefanía. Sin perjuicio de todo lo expuesto, ganó bien y le dio una gran alegría a sus propietarios, que han invertido muy fuerte para esta temporada. Lady Estefania es una hija chilena de nuestro conocido Powerscourt (el padre de Soros) que ha mostrado ligerezas pasmosas y que puede seguir escalando y ser importante de cara a las principales pruebas de su generación. Ojalá que en sus siguientes actuaciones comentemos más sus méritos propios en la cancha antes que las infracciones de su jinete.
Del resto, Dodenhof salvó un placé cargado de heroísmo. Estuvo metido en la quemada desde la partida, hasta que su jinete tuvo que levantar por el estorbo de Lady Estefanía. Aún así, el primer hijo de Timo que saltó a la arena pudo mantener el segundo lugar con claridad sobre una Morning Mist que también vio cortada su línea por la ganadora. Del resto, Gran Escorpión avanzó del fondo para ser cuarto, reclamando mayor distancia. Virginio estuvo animando al principio para luego decaer, mientras que la pareja del Carmelito (Le Gorde y Trankuila) fueron los más perjudicados por la abertura de Lady Estefanía y terminaron cerrando filas.
El tiempo fue de 46”4/5 para los 800 metros en pista de arena.
Siempre he sido –y lo seguiré siendo- un enemigo declarado, convicto y confeso de la aplicación del criterio para determinar si procede o no distanciar a un caballo de carrera que ha variado su línea en perjuicio de otros. Los defensores del criterio alegan que es preferible darle la victoria a quien hípicamente se la merece, antes que dársela a aquel caballo que a todas luces no ganaba nunca (ya sea por la distancia a la que llegó del ganador, por la forma como ganó el que cruzó primero la meta, o porque vino un tercer caballo –distinto al estorbado- y le arrebató el placé al directamente perjudicado). Dicen los defensores del criterio que se estaría premiando al que no mereció ganar en la cancha. Pues bien, ante tales argumentos, yo sostengo que todo lo que dicen los defensores del criterio en este punto es válido. Pero también es muy cierto, que desde un punto de vista axiológico, resulta peor otorgarle la victoria al que hace trampa, por más que hípicamente se merezca la victoria. Llegamos entonces ante esta encrucijada o conflicto de derechos: ¿cuál es el menor de los males? ¿premiar al que no se merece la victoria, al que nunca ganaba la carrera aun así no lo estorbasen? ¿o premiar al que hizo trampa, al que no corrió derecho, y que no necesitaba hacerlo porque siempre iba a ganar? En aras de la transparencia del espectáculo, y sobre todo, del dinero del público apostador que está en juego, yo prefiero darle la victoria al caballo que no se la merece pero que corrió limpio, antes que dársela al caballo superior que no corrió derecho, que hizo trampa. Cuestión de principios. Es más, aplicar el foul distanciamiento en forma automática –y por ende, las suspensiones respectivas a los jinetes- redundará en que todos los jinetes en Monterrico se alineen y corran derecho, de una vez por todas y para siempre.
Todo lo expuesto no desmerece un ápice la victoria de Lady Estefanía en la primera prueba clásica para la generación nacida en el segundo semestre del año 2008. La potranca del stud Doña Licha –nueva ecurie que ha entrado con fuerza para darle un aire fresco a la hípica peruana- probó ser la mejor de la cancha, y que no necesitaba correr en diagonal para asegurar el centro de la pista y alzarse con el triunfo. En su afán por salir de la baranda –fatal para los caballos que corren recta y peor aún si la carrera era de apenas 800 metros-, Trujillo fue llevando paulatinamente a Lady Estefanía al centro de la pista, cortándole la línea a ejemplares como Morning Mist, Le Gorde, Trankuila –a la que casi para de cabeza- y sobre todo a Dodenhof, que en los primeros tramos estaba peleando la carrera. Lady Estefanía, mucho más ligera que Dodenhof, siguió asegurándose el centro de la pista y el jinete de Dodenhof tuvo que levantar para no enredarse con las patas de la potranca. Innecesaria acción de Trujillo: hoy Lady Estefanía ganaba de todas maneras, aún así hubiese corrido de espaldas. Pero eso no justifica para nada el cambio de línea. Si el reclamo de Padilla –jinete de Dodenhof- no prosperó fue porque en aplicación del criterio, Lady Estefanía lo ganaba siempre, tal como lo demuestran los tres cuerpos de ventaja que estiró al final a su favor. Pero hay algo que es peor y sobre el cual es necesario llamar la atención: si estamos en una carrera de productos de dos años que recién están aprendiendo a correr, este tipo de maniobras pueden ser nefastas, no tanto para la futura campaña de los productos sino para la vida e integridad física de los propios jinetes.
Ganó Lady Estefanía. Sin perjuicio de todo lo expuesto, ganó bien y le dio una gran alegría a sus propietarios, que han invertido muy fuerte para esta temporada. Lady Estefania es una hija chilena de nuestro conocido Powerscourt (el padre de Soros) que ha mostrado ligerezas pasmosas y que puede seguir escalando y ser importante de cara a las principales pruebas de su generación. Ojalá que en sus siguientes actuaciones comentemos más sus méritos propios en la cancha antes que las infracciones de su jinete.
Del resto, Dodenhof salvó un placé cargado de heroísmo. Estuvo metido en la quemada desde la partida, hasta que su jinete tuvo que levantar por el estorbo de Lady Estefanía. Aún así, el primer hijo de Timo que saltó a la arena pudo mantener el segundo lugar con claridad sobre una Morning Mist que también vio cortada su línea por la ganadora. Del resto, Gran Escorpión avanzó del fondo para ser cuarto, reclamando mayor distancia. Virginio estuvo animando al principio para luego decaer, mientras que la pareja del Carmelito (Le Gorde y Trankuila) fueron los más perjudicados por la abertura de Lady Estefanía y terminaron cerrando filas.
El tiempo fue de 46”4/5 para los 800 metros en pista de arena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario